Puntuación:4/5 ****
Exigente crónica de parte de lo ocurrido tras el triunfo de los gaullistas en las elecciones del mes de junio, alrededor de ciertos grupos de izquierda que, a pesar de todo, continuaron la lucha.
Sus personajes principales son estudiantes de un liceo en la periferia parisina. Dos de ellos (Clément Métayer y Félix Armand) quieren dedicarse a la pintura, aunque entretanto están comprometidos con esa lucha alternativa, con exponer aquello que otros ocultan y hacerse oír entre el mayor número de personas posible, aunque ello implique manifestaciones violentas y actos de vandalismo.
Un tercer personaje relevante, que también toma parte en estas actividades, es la chica interpretada por esa actriz en repentina alza llamada Lola Créton, que intimará con aquel de los dos chicos a cargo del debutante y prometedor Métayer.
Después de mayo trabaja sobre el concepto de inmediatez, dejando a un lado la nostalgia. La cámara móvil de Assayas sigue, muchas veces al ritmo de una excepcional banda sonora formada por canciones de la época, a sus jóvenes protagonistas discutiendo de política, huyendo de la policía, drogándose y bebiendo, haciendo el amor o no haciendo absolutamente nada.
Esta concepción episódica y fragmentaria, no teleológica, del relato, se adapta perfectamente a la representación de una época vital, la post-adolescencia, marcada por la incertidumbre y el rechazo a las servidumbres de la vida adulta; una etapa en la que el compromiso no puede ser solo político sino, como afirma Adrian Martin, también “con la vida, el arte y el mundo”.
Todo ello está narrado con el estilo característico de Assayas: con cortes bruscos, un ritmo intenso y sostenido y una cámara dinámica en perpetuo movimiento.
Las acciones están pues expertamente hiladas aun manteniendo una tensión constante, algo a lo que contribuye la ausencia de música en esas secuencias de acción clandestina y apresurada, realzadas únicamente con un marcado sonido de ambiente y con una atmósfera de espontáneo realismo.
Assayas se inspira vagamente en un texto autobiográfico que escribió en el 2005. Es, pues, una obra hecha a corazón abierto aunque en ningún momento endulzada por la nostalgia.
Después de mayo es un fresco histórico ágil, luminoso y tónico, admirablemente directo y natural, donde quien más quien menos verá reflejada su propia juventud. Podría formar un magnífico programa triple con Soñadores, de Bernardo Bertolucci, y Les amants réguliers, la pieza maestra de Philippe Garrel vergonzosamente ignorada por nuestros circuitos comerciales, tres precisas, preciosas evocaciones del fin de la adolescencia y el nacimiento de una revolución siempre pendiente.
Así, para el director, vivir, simplemente vivir, también podía ser revolucionario. Todo ello acompañado de una banda sonora de impacto, utilizada casi siempre desde dentro (es decir, músicas que suenan en la acción que se cuenta) para luego liberarla y ejercitarla también desde fuera, casi como score, y en la que domina la psicodelia, de Syd Barret a Nick Drake, de Incredible String Band a Booker T. & The M.G.’s, ideal para esa especie de onirismo político.
Después de mayo, donde muchos de los actores que participan son debutantes, subraya el gran descubrimiento de estos jóvenes o, al menos, el que sí hizo el cineasta en su juventud, la sorpresa del trabajo colectivo, de los proyectos en equipo, de la energía conjunta, “el sentido de lo colectivo”. “Con el primer cortometraje que hice, ya descubrí eso y también que todas las películas eran experiencias colectivas”, explica Olivier Assayas, quien confiesa que se dio cuenta de las grandes diferencias que existen entre su juventud y la actual rodando esta película.
“Trabajando con los actores me di cuenta hasta qué punto ha cambiado la relación entre los jóvenes y el mundo desde mi adolescencia –afirma-. Cuestiones antes básicas como la historia del movimiento obrero les parecen de otro mundo. Incluso la noción misma de la cultura política les era ajena y difícil de entender. Las únicas pasarelas eran la ropa y la música. Y aún así, estaba lo esencial, una forma de idealismo”.
Una película que abre multitud de frentes y poseedora de un guión impecable y un contenido vibrante.Como punto en contra quizás la forma y es que esto es precisamente lo que choca de la cinta.Seguramente su mayor fallo sea el excesivo convencionalismo estético y su falta de riesgo por una apuesta ,sobretodo al final del film, mas profunda.
Aún así, una buena película,por encima del nivel europeo actual ,que nos habla de las entrañas revolucionarias y nos recuerda el pasado,tan importante para entender el futuro.
Lo mejor:Su guión y su banda sonora.
Lo peor:Que no arriesgue más.
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