lunes, 7 de octubre de 2013

Jason Everman,el gran desconocido.




Pocas personas pueden presumir de haber formado parte de dos de las grandes bandas de rock de los noventa, Soundgarden y Nirvana, y además, de haber sido expulsado de ambas. 

Kurt Cobain lo despidió de su formación por ser un “metalheadmalhumorado”, a pesar de que formó parte de la formación durante la gira de Bleachy figura en los créditos del álbum como segundo guitarrista ya que aportó los 606 dólares que sirvieron para costear su grabación. 


Años más tarde, pasaría a formar parte de otra de las grandes formaciones surgidas de Seattle, Soundgarden, donde tampoco tendría suerte. En abril del mismo año dejó la banda.Sin embargo, el líder de la banda, Chris Cornell, sería menos despiadado que Cobain y simplemente señalaría que su unión no funcionaba, aunque lo que latía debajo de estos conflictos eran los problemas mentales de Everman.

La vida de Everman ha estado definida precisamente por ese “mal humor” del que hablaba Cobain, y que en realidad señalaba una tendencia a la psicosis que le ha perseguido desde su adolescencia, cuando fue expulsado de su instituto después de destruir el baño con explosivos.



El joven terminaría rápidamente en el psicoterapeuta, que al no lograr acabar con los problemas sociales del chico, lo animaría a que probase con el rock.

"Como decía, me llamo Jason Everman, y por el verano de 1989 ya hacía dos años que había dejado la universidad y trabajaba como representante comercial de una empresa local dedicada principalmente al arenque (en todas sus variedades y presentaciones finales), tenía 22 años y ganaba un buen sueldo a la semana, con el que pagaba una habitación en un pisucho de la calle Everett cuyo mayor atractivo eran unas amplias vistas a un cementerio militar.

Ni que decir tiene que los chicos con los que solía juntarme andaban todos enredados en bandas. Eran sólo muchachos, la mayoría de ellos músicos sin talento, sin más horizonte que ir frecuentando cada vez más al camello del barrio hasta desaparecer tras un leve rastro de deudas e impagos. Punkrock, noise, hardcore, postpunk, metal, powerpop… por lo que a mí respecta apenas era capaz de percibir las diferencias. Aún así hacía unos meses que había comprado una guitarra de segunda mano y había comenzado a tomar algunas clases en el garaje de un vecino. Incluso unos chicos de Aberdeen :nirvi: a los que conocía por un amigo común me habían invitado a sus ensayos, y aunque no había tocado nunca con ellos andaban pensado en grabar un disco, y decían que contaban conmigo para la segunda guitarra.

En realidad cosas como esta ocurrían todo el rato por entonces. Quiero decir que la ciudad entera era un hervidero de gente a punto de ponerse a grabar un gran disco, bandas a punto de hacer el concierto de su vida, radios a punto de descubrir la próxima gran cosa. Al final acepté y me pareció buena idea unirme a la banda e intentarlo. La grabación debía hacerse durante una sola jornada porque en principio no teníamos dinero para alquilar el estudio por más tiempo.

Digo en principio, porque al final los 606.17 dólares que costó el estudio lo pagué yo, a pesar de que no llegué a grabar ni una sola nota. El disco lo grabaron efectivamente en una mañana y cuando quise darme cuenta todo lo que hicieron fue incluirme en los créditos del disco como segundo guitarrista. Como agradecimiento, decían. Los conciertos que dimos presentando el disco fueron bastante desastre. 



Yo no me sentía muy cómodo y creo que no encajaba bien en la forma en la que ellos esperaban que un guitarrista debía actuar en directo. Quiero decir que seguramente era incapaz de sentir aquella energía y aquella rabia con la que los otros tres acometían el repertorio. Lo cierto es que al terminar uno de los conciertos dejé la gira y abandoné el grupo y ni siquiera me quedaron fuerzas para llamar a aquellos tipos y pedirles que me devolvieran los 606.17 dólares de la grabación. Al fin y al cabo empezaba a darme cuenta de que todo -los tipos de Aberdeen, la calle Everett y el cementerio militar, la industria pesquera de Seattle, el muro de la perpleja Europa, la escena musical y discográfica, agosto y todo lo que vendría detrás- todo estaba a punto de estallar".


Tal vez sólo los muy fans de Nirvana o Soundgarden recuerden su nombre. Tal vez ni esos. El paso deJason Everman por ambas bandas fue fugaz y discreto, pero estuvo ahí.



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