Pregunta. Parece mentira que tras los años que lleva en esta industria tenga que encontrar el mejor papel para una mujer en un trabajo escrito para un hombre.
Respuesta. ¿Me está diciendo que soy una vieja gloria? (Risas)
P. No, pero en dos años le doblará la edad a Jennifer Lawrence, alguien que, como ya demostró usted hace años, puede cobrar tanto o más que un hombre.
R. La mayor ironía es que es una pregunta que siempre me hacen mujeres. Lo que me parece importante de esta conversación es que ayude a la reflexión. El peligro, sin embargo, es que impulse a perpetuar la diferencia porque, hombres o mujeres, no somos más que actores.
P. ¿Cree que ha existido algún avance por la igualdad en estos años? ¿Igualdad salarial? ¿De oportunidades?
R. No trabajo lo suficiente como para que mi opinión importe en este tema. Sería injusto por mi parte hablar de dinero. Además, es imposible dar una respuesta satisfactoria porque más que hablar de hombres y mujeres habría que hablar de trabajos. Se le paga a alguien por lo que hace y por cómo lo hace. Punto.
Las gafas de pasta más grandes que su rostro y la camisa de lunares abrochada hasta el cuello con una lazada le dan cierto aire de estricta gobernanta. A principios de esta década su fortuna se cifraba en 131,5 millones de euros. Sus deseos son órdenes en Hollywood y de ahí otro de los grandes cambios del guion de El secreto de sus ojos: a petición de la actriz, su personaje pierde a su hija, una vuelta que dio otro giro a este thriller. La contratación de su marido, Danny Moder, como director de fotografía en esta cinta también fue idea de la intérprete. Es la séptima vez que trabajan juntos desde que se conocieron en el rodaje de The Mexican (2001). Dos años más tarde se habían casado. "Trabajar con él cambia mucho las cosas", confiesa. "En escenas altamente emocionales como las que tengo en esta película es agradable contar con una cara amiga. Junto a él trabajo mejor. Me siento satisfecha porque él es muy bueno en lo que hace", añade.
Para Roberts el paraíso está a unos cuantos kilómetros al norte de donde se encuentra promocionando la cinta, en su casa de Malibú donde protege su intimidad como si fuera un castillo. Sin embargo, no puede evitar la sonrisa que la hizo famosa al hablar de sus hijos Henry, de 8 años, y los gemelos Hazel y Phinnaeus, de 10.
- P.
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