Donatien, Alphonse François de Sade, fue un escritor, militar y filósofo francés, conocido principalmente por sus obras eróticas, prohibidas durante mucho tiempo. El Marqués de Sade, fue el único hijo que tuvieron sus padres, naciendo y pasando su infancia en el palacio de los príncipes de Condé, ya que su madre era dama de compañía de la princesa. En 1750 ingresó a un colegio jesuita y cuatro años más tarde a la academia militar. En 1755 pasa a integrar el “Regimiento de Caballería Ligera de la Guardia del Rey”, y en la Guerra de los Siete Años logra el grado de teniente y capitán.
Tras el fin de la guerra, el Marqués de Sade se traslada a Lacoste y tiempo después se casó por interés de sus padres, con Renee-Pélagie Cordier de Launay de Montreuil, con quien tiene dos hijos.
En 1763 es encarcelado acusado de libertinaje y liberado gracias a la intervención de la familia de su mujer. A finales de 1764, toda la familia se traslada a París, donde el Marqués de Sade comienza a tener amantes. En 1768, el Marqués de Sade fue denunciado por una prostituta y encarcelado por siete meses. Tras obtener su libertad, se trasladó con la familia a Lacoste, viajando a Holanda a fines de 1769 y publicando un manuscrito.
En 1772 fue acusado y condenado por envenenar a viarias prostitutas, pero huyó a Italia. En 1777, tras enterarse de que su madre agonizaba, volvió a París y fue arrestado y encarcelado.
En 1784 el Marqués de Sade fue trasladado a la Bastilla y en 1789 al manicomio de Charenton, siendo liberado en 1790. En 1801 volvió a ser encarcelado y declarado demente, viviendo en el manicomio, hasta su muerte.
María Silva.- ¿Cómo se describe así mismo el Marqués de Sade?
En 1784 el Marqués de Sade fue trasladado a la Bastilla y en 1789 al manicomio de Charenton, siendo liberado en 1790. En 1801 volvió a ser encarcelado y declarado demente, viviendo en el manicomio, hasta su muerte.
María Silva.- ¿Cómo se describe así mismo el Marqués de Sade?
Marqués de Sade.- Imperioso, colérico, irascible, extremo en todo, con una imaginación disoluta como nunca se ha visto, ahí me tenéis en una cáscara de nuez... Mátenme de nuevo o tómenme como soy, porque no cambiaré.
María Silva.- ¿Cómo te hace sentir el hecho de que tu ideología te traiga tantos problemas?
Marqués de Sade.- Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás.
María Silva.- Si los demás son quienes obstaculizan la vida de los otros ¿entonces no es posible alcanzar la felicidad?
María Silva.- ¿Cómo te hace sentir el hecho de que tu ideología te traiga tantos problemas?
Marqués de Sade.- Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás.
María Silva.- Si los demás son quienes obstaculizan la vida de los otros ¿entonces no es posible alcanzar la felicidad?
Marqués de Sade.- ¡Santo Cielo! Si los hombres supieran al entrar en la vida las penas que les esperan y si de ellos dependiese volver a la nada, no habría uno sólo que quisiera emprender esta carrera.
María Silva.- ¿Tú crees en la justicia y la legalidad?
Marqués de Sade.- La ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero.
María Silva.- ¿Para ti cuál es la mejor forma de vivir?
Marqués de Sade.- Vamos a darnos indiscriminadamente a todo lo que sugieren nuestras pasiones, y siempre seremos felices...
María Silva.- De todo en lo que no estás de acuerdo con la sociedad en que vives ¿qué es lo que menos toleras?
Marqués de Sade.- La idea de Dios es el único error por el cual no puedo perdonar a la humanidad. Ninguna religión vale una sola gota de sangre.
María Silva.- ¿Por qué no crees en Dios?
Marqués de Sade.- Pienso que si existiera un Dios, habría menos maldad en esta tierra. Creo que si el mal existe aquí abajo, entonces fue deseado así por Dios o está fuera de sus poderes evitarlo. Ahora, no puedo temer a un Dios que es o malicioso o débil.
María Silva.- Eso quiere decir que no temes al infierno ni mucho menos esperas la gloria, ¿no es así?
Marqués de Sade.- La gloria seduce la imaginación, más no procura la menor voluptuosidad a los sentidos.
María Silva.- ¿Entonces qué esperas encontrar al morir?
Marqués de Sade.- ¡Me dais la muerte y queréis que yo viva! ¡Destruís mi esperanza y al mismo tiempo, la reanimáis! No, no moriré…
María Silva.- ¿Realmente crees que no morirás?
Marqués de Sade.- Haré mucho más que morir, viviré.
María Silva.- ¿Tú crees en la justicia y la legalidad?
Marqués de Sade.- La ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero.
María Silva.- ¿Para ti cuál es la mejor forma de vivir?
Marqués de Sade.- Vamos a darnos indiscriminadamente a todo lo que sugieren nuestras pasiones, y siempre seremos felices...
María Silva.- De todo en lo que no estás de acuerdo con la sociedad en que vives ¿qué es lo que menos toleras?
Marqués de Sade.- La idea de Dios es el único error por el cual no puedo perdonar a la humanidad. Ninguna religión vale una sola gota de sangre.
María Silva.- ¿Por qué no crees en Dios?
Marqués de Sade.- Pienso que si existiera un Dios, habría menos maldad en esta tierra. Creo que si el mal existe aquí abajo, entonces fue deseado así por Dios o está fuera de sus poderes evitarlo. Ahora, no puedo temer a un Dios que es o malicioso o débil.
María Silva.- Eso quiere decir que no temes al infierno ni mucho menos esperas la gloria, ¿no es así?
Marqués de Sade.- La gloria seduce la imaginación, más no procura la menor voluptuosidad a los sentidos.
María Silva.- ¿Entonces qué esperas encontrar al morir?
Marqués de Sade.- ¡Me dais la muerte y queréis que yo viva! ¡Destruís mi esperanza y al mismo tiempo, la reanimáis! No, no moriré…
María Silva.- ¿Realmente crees que no morirás?
Marqués de Sade.- Haré mucho más que morir, viviré.

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