Sube por las escaleras
hasta la planta de arriba,
hasta la planta de arriba,
un aire pasa
por la ventana escapada
de este cuarto gris,
es mi forma de asentar la cabeza
por la ventana escapada
de este cuarto gris,
es mi forma de asentar la cabeza
por
una noche
de
pabellones y naves,
no
voy a contarte que la esclavitud
se
ha quedado en el mundo
demasiado
tiempo como una larga
y
pesada visita,
prefiero
silencios que crucen
y
pongan freno a nuestros labios
que
se conocen
por
la saliva de sobra,
disculpa que esta noche
ponga en la mesilla
una lampara fosforita
que destelle los oscuros.
Sube
por las escaleras
hasta
la planta de arriba,
donde
la libertad llegue hasta
la
cabeza o la azotea,
llegue
hasta el morado omega
con
radiación violeta de los ojos
y
se lleve las nubes del polvo,
como
un pequeño templo
que se guarde en las manos,
que se guarde en las manos,
rincón
fuera de si
que
en el corazón quepa
y
habite un siglo,
en que dimensión la maquina oculte
el milagro de la arquitectura tuya,
de utopía a secas ,
porque alargarme no quiero,
que la perfección sea
pura imperfección sin artificio,
brille la promesa
y en la lampara
moscas
deslumbrantes
hagan
nidos de coronas
y
no se arrojen al vacío
de
la alfombra,
y
en el techo lejanas arañas,
bellas
taladren las palabras
de
este cuaderno,
en un encabalgamiento de versos
en un encabalgamiento de versos
tirados
por los caballos de la noche.
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