domingo, 30 de junio de 2013
Entrevista que se hizo a Andy Warhol.
Andy Warhol: ¿Le ha contado Ultra Violet que estuvo a punto de morir por comer oro? Cada día comía varias onzas...
Jordan Crandall: ¿De verdad?
A. W.: Alguien le dijo que tenía que comer oro y ella empezó a comer a manos llenas.
J. C.: ¿Qué ha almorzado hoy?
A. W.: Pescado. Y una rebanada de pan.
J. C.: ¿Come comida rápida?
A. W.: No, como rápido la comida.
J. C.: Le va la comida sana.
A. W.: Sí, pero como rápido la comida sana.
J. C.: ¿En qué consiste su desayuno habitual?
A. W.: Siete cereales. Tarta de manzana. Veinte pastillas de vitaminas. Zumo de zanahoria. Y estoy hecho un despojo.
J. C.: Se le ve bastante sano.
A. W.: No crea. Estoy intentando dejar los caramelos.
J. C.: Y creativamente, ¿se encuentra en forma?
A. W.: No. Esos dos chicos maravillosos que han publicado un libro titulado Positive Thinking me han pillado un par de veces en una actitud nada positiva.
J. C.: Entonces, sí que piensa en positivo.
A. W.: Deliberadamente no, pero lo intento.
J. C.: No se regodea en lo negativo.
A. W.: No sé qué es lo negativo.
J. C.: ¿Cuál es su vicio favorito?
A. W.: Miami Vice.
J. C.: ¿Qué tipo de ejercicio hace?
A. W.: Levanto pesas libres.
J. C.: ¿Tres pesas?
A. W.: No, pesas libres.
J. C.: ¿Abdominales? ¿Flexiones?
A. W.: Veinte flexiones.
J. C.: ¿Cada día?
A. W.: Sí.
J. C.: ¿Se mira en el espejo?
A. W.: No. Es durísimo mirar al espejo. No se ve nada. Pero aquí tenemos un buen espejo, uno de esos que te hace parecer alto y delgado, de los que compras en una tienda de baratillo.
J. C.: ¿Cree que está bien preocuparse por el físico?
A. W.: Por el mío, no. Por el de los demás, sí.
J. C.: La tabla de gimnasia de Andy Warhol consistiría en...
A. W.: Despertarse, es lo máximo que se le puede pedir a la gente. Despertarse y salir de la cama.
J. C.: ¿En qué piensa cuando hace ejercicio?
A. W.: En nada. En lo mismo en que estaba pensando antes.
J. C.: ¿Se pierde en sus ensoñaciones?
A. W.: No lo recuerdo.
J. C.: ¿Sueña?
A. W.: No.
J. C.: ¿Tiene alguna fantasía secreta?
A. W.: No.
J. C.: ¿Qué le hace feliz?
A. W.: Despertarme por la mañana. ¿Qué tal todo en la soleada Florida?
J. C.: Estamos en medio de una ola de frío. Las naranjas se han echado a perder y se caen de los árboles.
A. W.: ¿Bebe mucho zumo de naranja?
J. C.: Zumo de naranjas de California.
A. W.: ¿Hay muchos naranjos?
J. C.: Sí.
A. W.: Nunca veo naranjos cuando voy a Florida.
J. C.: ¿Adónde va?
A. W.: A Palm Beach, a Miami Beach.
J. C.: Bueno, preferirá ver gente a naranjos.
A. W.: No, prefiero ver naranjos. ¿Dónde se pueden ver naranjos?
J. C.: En las zonas rurales. Si las sobrevuela, verá naranjos durante kilómetros y kilómetros.
A. W.: ¿De veras?
J. C.: ¿Se deprime en Nueva York?
A. W.: No. ¿Se deprime en Florida?
J. C.: Sí.
A. W.: ¿Por qué? Ahí tienen a todos esos viejos pintorescos...
J. C.: ¿Va a la playa?
A. W.: No.
J. C.: ¿Nunca?
A. W.: Bueno, voy a la playa a hacer fotos de la gente que está en la playa.
J. C.: ¿Qué se pone?
A. W.: Una sombrilla.
J. C.: ¿Un traje de baño?
A. W.: No, una sombrilla.
J. C.: ¿Qué es lo que más le gusta ponerse?
A. W.: Me pongo lo mismo cada día.
J. C.: ¿Es un comprador impulsivo?
A. W.: Sí.
J. C.: ¿De ropa?
A. W.: Compro de todo. Pero no me puedo poner cualquier cosa. Lo guardo en el armario. Llevo unos pantalones negros de Stephen Sprouse, una camiseta negra, un jersey negro de cuello vuelto, una camisa negra, una chaqueta negra de piel y unas Adidas.
J. C.: ¿Cómo definiría su estilo?
A. W.: Antimoda.
J. C.: ¿Y definiría su arte como antiarte?
A. W.: No, es un arte cualquiera.
J. C.: ¿Qué le gustaría hacer y no ha hecho?
A. W.: ¿Por ejemplo?
J. C.: Subirse a una nave espacial, elevar la conciencia de la gente de los países del Tercer Mundo, jugar a baloncesto...
A. W.: Suena muy bien...
J. C.: Si le concedieran tres deseos, ¿qué desearía?
A. W.: Lo primero, tener la capacidad de desear.
J. C.: ¿Cree que hay vida en otros planetas?
A. W.: Sí, creo que ahí fuera vive gente.
J. C.: Me pregunto qué aspecto tienen...
A. W.: Deben de ser distintos. Me gusta la idea de esas centrales de energía a las que vas para recargarte. Yo creo en esas cosas. En meterse en el cuerpo de otro. Los llaman intrusos.
J. C.: ¿Cómo cree que serían los habitantes de otro planeta?
A. W.: Creo que entre nosotros hay muchos. Intrusos. Gente que se mete en el cuerpo de otra persona. Ya están entre nosotros.
J. C.: ¿Y no sabemos que están aquí?
A. W.: No, no lo sabemos.
J. C.: ¿Qué sucede con las personas que ocupaban antes esos cuerpos?
A. W.: Decidieron rendirse, pero no quisieron abandonar el cuerpo. Así que otra persona lo ocupa y toma su lugar.
J. C.: ¿Piden permiso?
A. W.: No. Un día te despiertas y eres otra persona.
J. C.: Ha dicho que le gustaría que su lápida estuviera en blanco.
¿No preferiría un mausoleo? ¿Una cripta? ¿Algo un poco más monumental?
A. W.: No. Creo que lo mejor es que te desintegre una pistola de rayos. Sin humo ni nada parecido. Sólo esas estrellitas que parece que se desvanecen.
J. C.: No me gustan esas estrellitas.
A. W.: Estaba leyendo The Examiner, mi periódico favorito. Hay un artículo titulado «Vida después de la muerte».
J. C.: Ese periódico está lleno de historias sobre ovnis.
A. W.: Sí, son muy buenas... Son mis favoritas.
J. C.: ¿Ha visto ovnis?
A. W.: Me encantaría ver alguno. ¿Usted ha visto ovnis?
J. C.: No, pero me encantaría conocer a alguien del espacio exterior. ¿Leyó aquel artículo en The Enquirer sobre un famoso senador estadounidense que había visto dos ovnis y luego Washington decidió ocultar la historia durante treinta años?
A. W.: ¿De veras?
J. C.: Acaba de descubrirse.
A. W.: ¿Quién era el senador?
J. C.: No lo recuerdo. De todos modos, está muerto. Es sensacional que fuera un senador, porque a menudo son granjeros.
A. W.: ¿En qué número salió?
J. C.: En el último.
A. W.: ¿El que tenía a Don Johnson en la portada?
J. C.: Sí, ése.
A. W.: Me acaba de llamar y quiere que salga en Corrupción en Miami. No sé... Tengo tanto que hacer...
J. C.: ¿Haría de bueno o de malo?
A. W.: De malo. Soy tan mal actor que no me acabo de creer que me hayan llamado.
J. C.: ¿Cuáles son sus programas de televisión favoritos?
A. W.: El que más me gusta es la repetición de las noticias de las once y media a la una y media.
J. C.: ¿Mira culebrones?
A. W.: Sólo los que pasan por la noche. Los personajes son más ricos. En los culebrones que ponen de día ya no tienen sirvientas. Son gente demasiado normal. Sólo follan. Y visten ropa normal.
J. C.: ¿Qué más mira?
A. W.: Miré el show de Donahue y se preguntaban si habría que permitir a los retrasados tener televisor. Fue muy interesante. Me gusta mirar por la noche los programas de televisión que emiten durante el día.
J. C.: ¿Y se salta los anuncios?
A. W.: No, me encantan. Me salto los programas.
J. C.: ¿Cómo es un día en la vida de Andy Warhol?
A. W.: Duermo con el televisor encendido. Me despierto dos o tres veces para ir al lavabo. Miro la televisión y me despierto a las siete y media. Sigo mirando la televisión. La MTV. Voy a trabajar a pie. Trabajo hasta las nueve y luego intento ir al cine. Anoche fui a ver una película que duraba ocho horas pero sólo llegamos a la última hora. Aun así, nos cobraron cuarenta dólares. Fue muy interesante.
J. C.: ¿De qué iba?
A. W.: De los guetos de Varsovia.
J. C.: ¿Qué tipo de películas le gustan?
A. W.: Me gustan las comedias. Me gusta ver películas infantiles.
J. C.: ¿Cuál es su película favorita?
A. W.: La que acabo de ver.
J. C.: ¿En qué película le habría gustado salir?
A. W.: Me habría gustado tener un pequeño papel en Ciudadano Kane.
J. C.: ¿Quién es su actor favorito?
A. W.: Whoopi Goldberg.
J. C.: ¿Ha visto El color púrpura?
A. W.: Sí.
J. C.: ¿Lloró?
A. W.: Casi.
J. C.: ¿Llora?
A. W.: No.
J. C.: ¿Le gustan las películas de terror?
A. W.: Sí, mucho. ¿Y a usted?
J. C.: Sí, me gustan los vampiros. ¿Se asusta con facilidad?
A. W.: Sí, constantemente.
J. C.: ¿Tiene miedo de la oscuridad?
A. W.: Miedo de la oscuridad, de la luz...
J. C.: ¿Ha vivido alguna experiencia aterradora?
A. W.: Pasear por la calle.
J. C.: ¿Recuerda alguna otra experiencia más aterradora?
A. W.: No. Podría suceder más tarde.
J. C.: La historia de su vida, interpretada por Tab Hunter, ¿sería una comedia?, ¿una historia de amor?, ¿un drama?
A. W.: Para que fuera interesante, tendría que ser una comedia.
J. C.: ¿Tendría final feliz?
A. W.: Todas las películas tienen final feliz.
J. C.: ¿Quién la dirigiría?
A. W.: Kurosawa. Y todos vestirían ropa de estilo japonés. Y yo me sentaría y miraría anonadado.
J. C.: ¿Está satisfecho con su vida?
A. W.: No me lo planteo.
J. C.: ¿Ha pensado en escribir su biografía?
A. W.: No.
J. C.: ¿Dejaría que la escribiera otra persona?
A. W.: No.
J. C.: Si alguien tuviera que escribirla y no pudiera oponerse, ¿quién le gustaría que la escribiera?
A. W.: Stephen Saban.
J. C.: ¿Cree en el destino?
A. W.: ¿Qué significa «destino»? ¿Que es inexorable?
J. C.: Que obedece a un plan.
A. W.: Estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno.
J. C.: ¿Cree en...?
A. W.: ¿... la vida después de la muerte?
J. C.: ¿Cómo sabía que iba a decir eso?
A. W.: ¿Cree en Papá Noel?
J. C.: Sabía que iba a decir eso. Debe de ser médium.
A. W.: No, no lo soy.
J. C.: Si fuera médium, ¿qué predicción de futuro haría?
A. W.: Que la Tierra es redonda.
J. C.: ¿Y qué predicción haría sobre Estados Unidos?
A. W.: Que seguirá existiendo durante un tiempo.
J. C.: ¿Qué es lo que más le gusta de Estados Unidos?
A. W.: Viajar por el país, ir y volver el mismo día. Es muy divertido.
J. C.: ¿Qué es lo que más le gusta de la cultura estadounidense?
A. W.: Que casi todo es gratuito. ¿Pinta?
J. C.: El otro día pinté las paredes.
A. W.: Eso mismo quiero hacer yo. Creo que no hay mejor artista que el pintor de paredes. Lo que más me gusta es cuando hacen el revoque. Esa textura. Y luego pintan encima, un año después. Esa textura.
J. C.: ¿Colecciona arte?
A. W.: Me gusta el arte de todo el mundo.
J. C.: ¿Cree que vamos en una buena dirección?
A. W.: Sí, ahora mismo es extraordinaria.
J. C.: ¿Por qué crea?
A. W.: No lo sé. Tenemos este edificio.
J. C.: Si hubiera un museo Andy Warhol, ¿cómo sería?
A. W.: De Neiman Marcus. Con mucha ropa, joyas y perfumes.
J. C.: ¿Estaría en Nueva York?
A. W.: No, en el sur. En Houston.
J. C.: ¿Le gusta Texas?
A. W.: Sí, Texas me encanta.
J. C.: Todo es tan grande en Texas...
A. W.: Sí.
J. C.: Me muero de ganas de ver las cajas de las sopas Campbell.
Todavía no han llegado a Florida.
A. W.: Es una sopa muy rica, sin conservantes ni nada por el estilo. Algún día tiene que venir aquí y pintar conmigo unos cuantos lienzos. Si sabe pintar paredes, sabrá pintar lienzos. Es muy fácil. ¿Tiene perro?
J. C.: No. Usted tiene dos, ¿no? ¿Fama y Fortuna?
A. W.: Sí, y Amos y Andy.
J. C.: ¿Le gustan los niños?
A. W.: Sí, me parecen monos.
J. C.: Pero no quiere tener hijos...
A. W.: No.
J. C.: ¿Tuvo una infancia feliz?
A. W.: Sí.
J. C.: ¿Ha pensado en casarse?
A. W.: Soy demasiado joven para eso. ¿De dónde es?
J. C.: De Detroit.
A. W.: ¿Trabajó en las fábricas de automóviles?
J. C.: No.
A. W.: ¿No? Es tan artístico... Creo que Detroit es una de las ciudades más estimulantes en las que he estado. Ahí todo el mundo es grande y bello. Todo el mundo es grande. J. C.: ¿Más que en Texas?
A. W.: Sí, en Detroit son más grandes.
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