martes, 17 de julio de 2018

LANGOSTA

Espesa,plastica,original ,rara.
Excesiva quizá pero con un argumento sólido

Dicen que Langosta es una comedia. Lo es, y muy buena. Se me ocurren más de una decena de gags brillantes. Pero esta película es también, como acostumbran Lanthimos y Fillippou, una reflexión sobre las relaciones humanas contemporáneas. 

Con Lanthimos no hay refugio. Solmena a todos. El griego disfruta de lo lindo retorciendo nuestras debilidades. La densa sustancia que destila Langosta procede de exprimir el jugo de nuestras vergüenzas, esas que tapamos con mentiras y auto indulgencia.

Porque sí, tú también lo haces. Buscar desesperadamente una pareja para que haga la maniobra de Heimlich a tus frustraciones, darte golpes en la mesa para reforzar el mito del alma gemela. O celebrar la divina soltería bailando música electrónica mientras nos repetimos mantras autodefensivos del tipo “porque yo lo valgo” para ocultar el “fracaso” de no tener pareja. 

Lanthimos exagera y deforma los rituales cotidianos de las relaciones sociales. Unas relaciones desnaturalizadas, culturales, que no dejan de ser un juego en el que solo participan ególatras y parásitos.
 El mensaje cala, hasta los huesos. 


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